“Ser médico no es una cuestión de habilidad y visión; es un don”
Quiso ser médico desde pequeño y a la vida le agradece la oportunidad de crecer profesionalmente en Barcelona. “Mis hijos son catalanes, y yo me siento de aquí”, reconoce con orgullo este brasileño descendiente de coruñeses. Observador entusiasta, presta atención detallada a todo lo que ocurre a su alrededor, a las personas y, especialmente, a sus pacientes. “He aprendido a escucharlos, a conversar con cada uno de ellos”, asegura. Por ello, concibe la medicina estética como un medio, más que un fin, para lograr el bienestar, no solo físico sino también emocional, con unos resultados naturales, en armonía con la naturaleza de las personas, en cada una de sus intervenciones. “Hago mi trabajo con amor, no sé hacerlo de otra manera”, confiesa Luciano Bascoy, quien ejerce su trabajo más allá de la habilidad y la visión estética, como un regalo, un don que valora con gratitud. De Brasil ha heredado esa mirada amplia, más auténtica, que huye de la generalidad y se centra en perseguir resultados únicos y personalizados. Esta apuesta por la individualidad ha logrado que sus pacientes confíen en él y en los tratamientos que diseña, uniendo los mejores productos del mercado con tecnología punta, su mejor inversión, junto con el personal que forma el equipo humano en el que se apoya. /
