“Espiritualmente hablando, el hospital Sant Joan de Déu me llena el alma”, Arturo Belver Fondevilla, artista

Text Judith Martínez Fotografia Guillem Babitsch. 

Me atrevería a decir que la palabra cáncer continúa provocando ideas alarmistas, pensamientos negativos, nos lleva a pensar de manera automática en la peor de las escenas, especialmente cuando oímos que esta enfermedad la sufre un niño de dieciséis años, más aún si se trata de un tumor cerebral. Sin embargo, dada la prevalencia de esta enfermedad, también podría asegurar que casi todos nosotros tenemos algún familiar, amigo cercano, o conocido, que la ha superado con éxito, así como ha plantado cara a sus secuelas, luchando a diario contra el estigma. Lejos de hacerse compadecer, Arturo Belver inspira esa esperanza.  Sabiendo que la mitad de su cuerpo sufrió parálisis al despertar de una intervención para practicarle una biopsia con el fin de determinar a qué tipo de cáncer se enfrentaban los médicos una vez se lo diagnosticaron, al conocerle y conversar con él, uno solo ve un joven de veintiún años, de físico atractivo, complexión deportiva, con proyectos e ilusiones, y muchas ganas de seguir formándose en dibujo, una técnica que ha aprendido de forma autodidacta, llamando la atención del consolidado artista Jaume Amigó,  quien le ha animado a seguir trabajando, además de Cosentino, empresa comprometida con proyectos sociales de diversa índole. Próximamente, la multinacional, líder en superficies para arquitectura y diseño, organiza una exposición con su incipiente obra en, Cosentino City, un espacio pensado para organizar todo tipo de eventos. en la Avenida Diagonal. El objetivo no es solo dar visibilidad al talento del artista novel sino también recaudar fondos para el programa de investigación del cáncer cerebral de Sant Joan de Déu, “mi segunda casa”, como define Arturo al hospital que le devolvió la esperanza y la ilusión, un lugar que “espiritualmente me llena el alma; es mi segunda casa”. /

¿Siempre se te dio bien dibujar? Al contrario, mi profesora de dibujo me decía que me tenía que esforzar más. Yo iba muy justito en estudios, con el bachillerato social, escogí el camino fácil, hacía lo mínimo para aprobar. Pero entonces vino la operación, y luego la pandemia. Una mala época y un aburrimiento. Necesitaba hacer algo y empecé a dibujar a lápiz.

¡Y con la mano derecha! Yo era zurdo, pero al sufrir la parálisis en el lado izquierdo del cuerpo, empecé a probar a dibujar con la derecha y vi que tenía más soltura de la que pensaba.

¿Hiciste algún curso online o veías tutoriales en YouTube? Los tutoriales me aburren, soy autodidacta. Aunque me han dado algunos consejos, como que practique la anatomía humana dibujando ojos y manos. Ahora quiero seguir formándome y tengo planeado ir a Florencia para hacer un curso.

Florencia, la ciudad del arte. Con Arturo la conversación es pausada. Sus ojos completan esa información que a veces no es capaz de verbalizar, bien porque le cuesta vocalizar o porque la emoción le interrumpe. Entonces él calla, sonríe, y mira. Y yo también le observo y descubro que le gusta manifestar sus sentimientos e inquietudes a través de diferentes técnicas artísticas, como la del tatuaje, con la que ha grabado gran parte de su piel.

Veo que eres fan de los tatuajes. Primero los dibujo y luego escojo a diferentes artistas para que me los hagan. Yo también tatúo, pero no a mí mismo.  Practico con los amigos que se dejan (sonríe con los ojos). 

Un reloj sin agujas, un tigre, un ángel, una rosa, una mariposa, el retrato de tu padre… Todos mis tatuajes tienen un significado. El reloj sin aguas es una metáfora de que el tiempo no existe. En cuanto a mi padre, murió hace dos años y dos meses y lo llevo en el interior del brazo, en una zona poco visible ya que se trata de un tatuaje muy personal, lleno de significado, que me transmite fuerza, ganas, y un sentimiento de no rendirme.

Se nota que eres tenaz. Cada día hago ejercicio y en verano he practicado surf adaptado en Tarifa. No me rindo. 

Olvidé preguntarte por el ojo de tu madre, que también llevas tatuado… El tatuaje va encuadrado con un símbolo vikingo que representa la fuerza. Para mi ella es un motor, la persona que me ha ayudado a sentir que tengo alas para volar por la vida. Ella lo es todo.

¿Qué título le has puesto a la exposición? Natural Mystic, como la canción de Bob Marley, mi cantante favorito. Pinto animales salvajes, que tiene que ver con la naturaleza y también creo que hay algo místico en ellos.

Veo que te interesa el mundo espiritual. Así es. Todos mis cuadros tienen un significado espiritual para mí. Te diría que soy creyente a medias. Soy agnóstico. Creo en algo superior, pero no en el Dios tradicional. Te diría que no admito al 100% ninguna teoría, pero tampoco niego ninguna. Reconozco mi ignorancia.

   

Lejos de ser un ignorante, Arturo ha ido ganando en sabiduría a medida que el cáncer se ha colado en su vida. Sin ponérselo nada fácil, ha aprendido lo verdaderamente importante. Su familia, se nota que también adora a su hermana Andrea, sus amigos, con los que hace planes continuamente, viajar, está organizando un safari por Kenya, país del que se ha enamorado, el arte, el deporte y su bienestar.  Su lista de prioridades es corta, pero contundente. Y es que la gran motivación de Arturo es vivir al día y lo hace con la ilusión y la energía con la que se contagia cada vez que visita el hospital Sant Joan de Déu, donde recibe su tratamiento experimental dirigido por el oncólogo Andrés Morales La Madrid.  Su ilusión:  encontrar una situación definitiva a la enfermedad. /

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