No hay manera más dulce que celebrar la vida con un pastel. Si además es personalizado, recuerda a la persona a la que va dirigido, sus colores, aficiones, y gustos, entonces es más que un regalo. Esta es la profesión de Monia Trentini, pastelera creativa por riguroso encargo. Ilustradora de formación, se dedicó al diseño gráfico en su Bolonia natal, que abandonó para vivir una experiencia vital con su familia en Hong Kong, donde aprendió el arte de la pastelería. Asentada desde hace dos años en Sant Cugat, recientemente ha inaugurado Ladolcevita, un obrador donde de forma natural pone en práctica su bagaje como diseñadora y su pasión por la repostería: “Me gusta probar cosas nuevas, me apasiona experimentar con nuevos sabores y fusionar en mis recetas todo lo que he aprendido a lo largo de mi vida”, explica. Partiendo de una idea, que luego ilustra en su libreta de diseño, Monia equilibra la estética de sus artísticos pasteles de minuciosa elaboración con sabores y texturas sorprendentes. La decoración, llena de detalles que emocionan, está a la altura de las expectativas de sus clientes, a quienes seduce en cada bocado, pues los ingredientes que utiliza y su combinación dan como resultado pasteles de una calidad gastronómica que no dejan a nadie indiferente, empezando por sus amigas, y amigas de amigas, para las que empezó a trabajar, y terminando por sus actuales fans, que cada vez son más gracias al boca oreja, la mejor herramienta de márquetin que un emprendedor puede poseer.