El apellido Ferrater complementa la marca de proyección internacional y abierta al futuro, OAB

“Que seamos familia es una mera coincidencia, compartimos una misma manera de entender la arquitectura”

Texto: Judith Martínez
Fotografía: Theresa Paul

Si bien, en los comienzos del estudio OAB el papel de Carlos Ferrater fue determinante, en la actualidad el reconocido arquitecto y doctor en arquitectura se considera uno más dentro de esta plataforma transversal y ajerárquica compuesta por cuatro socios que no sólo se da la coincidencia de ser familia sino que también comparten una misma manera de entender la arquitectura. “Esta función dinamizadora debido a mi edad y experiencia fue circunstancial, pero nunca hay que confundir el consejo empresarial con el familiar”, afirma contundente al recordar sus inicios en la calle Bertrán, en lo que entonces se llamaba un” estudio de mesa camilla”.
Pasaron décadas en solitario, desarrollando proyecto tras proyecto, actividad que compaginaba impartiendo clases en la UPC, “la escuela ha sido una parte substancial de mi formación como arquitecto”, hasta que en 2006, fundó Office of Archittecture in Barcelona, OAB, junto a sus hijos Lucía y Borja, y su yerno, Xavier Martí, “algo que jamás imaginé”, confiesa, y sin embargo “me ofreció la posibilidad de abrirme a nuevos campos de experimentación y mercados; he aprendido mucho de su juventud y espíritu de superación”.

Con Núria Ayala como directora de proyectos y Alberto Peñín, arquitecto asociado, lo que quizá diferencia a este joven y dinámico estudio de otras propuestas de Barcelona es que, a excepción de escasos proyectos realizados para la Administración Pública y algunas entidades sin ánimo de lucro, la mayoría de sus clientes pertenecen al ámbito privado, estableciendo una relación de mutua confianza entre el cliente y el arquitecto que empieza con una plena adpatación a las exigencias del programa y presupuestarias.
El trabajo en equipo es algo inherente también a este sello, con una importante presencia internacional liderada por Borja Ferrater, cuya formación en biología aporta un trasvase de conocimientos esencial en esta disciplina “ávida de imaginación, creatividad, rigor, curiosidad, innovación y capacidad de abstracción”, explica el benjamín de la familia Ferrater, quien decidió cambiar de profesión tras asistir al simposio internacional Alvar Aalto en Finlandia, una influencia que indirectamente también ejerció Carlos Ferrater, “seguramente, él es para mí un referente en todas las medidas posibles, siento no poder ser más específico”. Lucía resalta del mismo “su carácter positivo, ante la adversidad sabe darle la vuelta a los problemas y encontrar nuevas soluciones rápidamente”, cualidad valorada también por Xavier Martí, quien admira “su capacidad de organizar los proyectos, así como el despacho; con poco hace mucho”. Su gran intuición y sensibilidad hacia la arquitectura ha sido probablemente el gran legado que se transmite entre sus socios y el resto del equipo, movido por la ilusión que consigue que cualquier proyecto que entre por la puerta de este estudio abierto a nuevas incorporaciones sea susceptible de convertirse en un sueño pendiente de cumplir.

www.ferrater.com

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