Poco se iba a imaginar esta licenciada en farmacia que después de acabar la carrera y trabajar durante siete años en el departamento de marketing de una multinacional del sector, su vida daría un giro tan radical. Es lo que tiene ser madre de familia numerosa. “Al nacer el tercero de mis cinco hijos, decidí dejarlo, pero confieso que el segundo mes ya no podía más y empecé a hacer pasteles de cumpleaños, que vendía a las mamás del cole”, recuerda al relatar los inicios de la actual empresa que dirige. Tras los pasteles, llegaron otros encargos, meriendas, repostería, desayunos, aperitivos, y menús completos, y para no colapsar la cocina de su casa, montó y profesionalizó el anexo que actualmente supone el centro de operaciones de su consolidada empresa de catering, capaz de dar servicio a hasta quinientos comensales diarios. Sus principales clientes son parvularios del Vallés y Barcelonés, atraídos por el tipo de cocina, casera e innovadora, además del asesoramiento que también ofrece a los padres, a quienes da formación complementaria y ayuda a solventar dudas y pro- blemas acerca de alergias e intolerancias alimentarias.

“Abogo por una cocina equilibrada, libre de alimentos precocinados, congelados o procesados, para una alimentación más saludable y educativa”.

Porque gracias a su formación, Anuska elabora menús equilibrados compuestos de fruta y verdura, proteína animal y vegetal, y carbohidratos, a la vez que elimina congelados, azúcares añadidos, frituras, y alimentos precocinados y pro- cesados. “Intentamos educar a través de la alimentación para que los niños se acostumbren a comer los alimentos en su estado natural, como los cereales integrales, aunque si un día se come nuggets, no pasa nada”, deiende. Esa parte formativa de su trabajo es quizá el factor diferencial de La cocina de Anuska, sin olvidar que todo lo que sale de sus fogones se guisa al momento, para que los niños coman sano y caliente cada día.